Chips para curar enfermedades e implantes inteligentes
Una de las grandes beneficiadas de los avances tecnológicos de estos años ha sido la sanidad. Un ámbito en el que han tenido lugar toda clase de mejoras, desde chips capaces de detectar patologías como el VIH y el cáncer y curarlas, hasta implantes inteligentes que curan desde dentro. Recopilamos algunos de los inventos más notables de los últimos tiempos. Porque ¿cómo será la medicina del futuro?
Chips y lentillas para detectar enfermedades
Hace tiempo que se habla de la implantación de chips en humanos, un planteamiento habitual del cine de ciencia ficción.
Sin embargo, ya existen algunos que pueden revelar el VIH. Es justo lo que hace el chip presentado a mediados de febrero por el equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que han desarrollado uno de alta sensibilidad, que descubre el VIH solo una semana después de la infección.
Si nos centramos en la detección de enfermedades tampoco podemos olvidarnos de la pegatina desarrollada por la Universidad de Bazh, que se ilumina en verde fluorescente cuando detecta una infección. Solo hay que adherirla a la piel y automáticamente monitoriza los cambios de temperatura y envía alertas al móvil.
En este sentido, hace cuatro meses, la revista científica ACS Nano también dio a conocer una máquina, diseñada por los investigadores del Instituto de Tecnología de Israel, que diagnostica el cáncer y otras 17 enfermedades con tan solo el aliento del paciente.
Un poco más recientemente se revelaron los hallazgos de la Universidad Estatal de Oregón: un biosensor transparente, en forma de lentilla, que te alerta de cuándo estás enfermo.
Y también para curarlas: los nanomédicos
El diagnóstico, no obstante, no es su único punto fuerte, sino que los conocidos como ‘nanomédicos’ son ya una realidad.
Por ejemplo, científicos de la Universidad de Standford han creado un dispositivo, del tamaño de un grano de arroz, que trata las enfermedades desde dentro y que alivia el dolor.
La DARPA (la agencia de defensa estadounidense) también los investiga desde hace años. Sus chips se centran en abordar patologías como la epilepsia, el estrés postraumático y curar heridas.
Y el Instituto de Bioingeniería de Cataluña estudia en cómo desarrollar implantes biodegradables, que estimulen la regeneración de las neuronas tras un accidente (empezaron a hacerlo implantando un microchip en la retina). Todo sin necesidad de una cirugía invasiva.
Por último, Microchips Biotech, una compañía vinculada al MIT, está elaborando uno para tratar el cáncer y la esclerosis múltiple.
En el ámbito de la dependencia
Tal y como abordamos en el artículo sobre cómo la tecnología ayuda a las personas dependientes, existen múltiples dispositivos que favorecen la vida de quienes padecen problemas como la ceguera o motores.
Pero más allá de las sillas inteligentes y los sistemas de monitorización en hospitales, existen otras mejoras importantes. Técnicas que, por ejemplo, permiten a los enfermos expresarse con tan solo la mente o que facilitan la comprensión de quienes les rodean.
Hace un año, por ejemplo, la Universidad de Arizona dio a conocer el proyecto Spectre, que emplea un brazalete capaz de traducir el lenguaje de signos en texto digital. Una investigación cuyo fin no es otro que el de desarrollar un software que lo interprete con solo un registro visual.
En 2014, asimismo, la sociedad francesa Pixium Vision implantó por primera vez en un paciente ciego un chip que le devolvió la vista. Se trata de un sistema únicamente válido para personas con enfermedades degenerativas y cuyas partes se colocan en la superficie del globo ocular y en el nervio óptico.
Pero estos casos no son los más llamativos, sino que la ciencia estudia cómo permitir a aquellos pacientes totalmente paralizados escribir con tan solo la mente, sin mover un músculo.
Sin ir más lejos, a mediados del pasado abril, Facebook reveló que estaba desarrollando un proyecto de interfaces ordenador-mente que permitiría ‘escuchar con la piel y escribir con la piel‘. Algo que se basará en una serie de implantes externos, que generarán imágenes ópticas en el cerebro.
Elon Musk, por su parte, busca cómo combinar el cerebro humano con la inteligencia artificial.
Creando nuevos sentidos
Directamente relacionado con esto, otra de las innovaciones que ha llamado poderosamente nuestra atención tiene que ver con la posibilidad de implantar sentidos adicionales a los cinco tradicionales que casi todo humano posee. En concreto el que puede comprar cualquiera que tenga 425 dólares es el de la magnetorrecepción, el primero que ha sacado a la venta esta empresa norteamericana.
Se trata de cuatro piercings inteligentes, que se colocan en el pecho, y que permiten a quien los lleva conocer en todo momento su orientación respecto del norte.
En definitiva, un sentido no restituivo, es decir, que no trata de paliar deficiencias, sino acelerar la transformación cyborg; precisamente la filosofía de la compañía que lo comercializa.
Aquí el quid de la cuestión radicará en si el cerebro sabrá interpretar esas nuevas sensaciones.
Otras innovaciones
Más allá de las comentadas, no podemos dejar de mencionar al menos de pasada las apps específicas. Las hay de todo tipo, desde aquellas que monitorizan tu actividad física y salud general o ayudan al usuario a dormir mejor, hasta otras centradas en detectar y ayudar a niños con autismo, en pleno auge este último año.
La terapia por impulsos eléctricos en la que está trabajando Google –indicada para el tratamiento de enfermedades crónicas como la artritis, el asma e inflamaciones varias-, las prótesis cada vez más inteligentes e impresas en tres dimensiones, y los guantes que reducen los temblores involuntarios de las manos en pacientes con Parkinson también resultan muy interesantes.
Los modelos de predicción de enfermedades mediante algoritmos e inteligencia artificial –las hay que advierten de los infartos con un 80% de precisión–, y la creación de nuevas técnicas de reproducción –como el útero artificial, que reduce la discapacidad de bebés prematuros– no se quedan atrás.